Todo sobre literatura: El libro para entender la literatura

Espíritu mío, quiero hablarte; y sé sabio. ¿Has honrado lo suficiente a las Musas? No, no es lo que creo. Más bien, en el fuego de la juventud, y entregándote a esta facilidad que es tuya, has sonado estas llaves abstractas del conocimiento, que en verdad abren todas las puertas. Así que elegiste filosofar a la hora de cantar. Vuestro castigo había de venir a empezar por el fin de los fines, que es la política razonable; y, si no me equivoco, te vino la resignación antes que la ambición. De ahí este desprecio por los poetas. Los pedantes, que ven la luz del día en los hombres como bajo los árboles, supieron espolearte con el nombre de poeta; injusticia, pero merecido. Veo veinte años perdidos aquí, por decir lo menos. Porque entender a Platón no es mucho; tienes que ser tú mismo Platón y pensar con dificultad. La red captura solo peces; y ¿qué es un pez del mar? ¿Qué es el Platón de las Leyes si no se ha leído bastante el Fedro para distinguir, como en dos colores, las dos versiones mezcladas de este escrito maravilloso? Pero eso no te pasó a ti, aunque no estabas tan lejos, lo reconozco. No más, aunque habiendo conocido al maestro de maestros, ¿no supiste lanzarte en el Timeo como en un mundo de las dos versiones mezcladas de este maravilloso escrito? Pero eso no te pasó a ti, aunque no estabas tan lejos, lo reconozco. ¿Tampoco, habiendo conocido al maestro de maestros, no supiste lanzarte en el Timeo como en un mundo de las dos versiones mezcladas de este maravilloso escrito? Pero eso no te pasó a ti, aunque no estabas tan lejos, lo reconozco. No más, aunque habiendo conocido al maestro de maestros, no supiste lanzarte en el Timeo como en un mundo de cima del cielo. No entonces el regreso de Odiseo; sino más bien viajar después de haber hecho una fortuna. Hacer después de despreciar, como la guerra y el amor, era como ver el reverso de todo y el arco iris después de la física.