Luz, requiem por un skinhead.

A partir de un sueño erótico de Luz, la principal protagonista, a un ritmo trepidante, se desarrolla la cruda y violenta historia de unos personajes despiadados y rebeldes, a los que la vida no concedió la más insignificante oportunidad, no ya para ser mínima o parcialmente buenos, sino para no tener, debido a cómo son tratados en su entorno más próximo, ni un atisbo de piedad hacia los demás. Salir del pozo donde todos irán cayendo, de la espiral de violencia que generan a su alrededor, es poco menos que imposible. Ellos, con su comportamiento, al tiempo que destruyen a otros por maldad, venganza y placer, irán cavando sus propias tumbas, sin importarles ir dejándose no ya la vida, sino el alma en el camino. De tenerla, el alma de estos jóvenes está muy dañada. Se ha vuelto oscura e insensible; tanto como sus acciones. No, a ellos nadie les tenderá una mano, así como nadie, aun careciendo de moral, les disculpará ni comprenderá del todo, por su conducta excesiva y por sus crímenes. Estamos ante una novela urbana, desgarrada y violenta, que nos cuenta sin tapujos, sin guardarse nada, con absoluta y descarnada realidad, las vidas de unos muchachos que practican la crueldad sin medida, la ferocidad más desatada, sin experimentar remordimientos. Una novela durísima, de lenguaje directo, mordaz y efectivo. El atroz comportamiento que mueve a cada uno de estos jóvenes tiene sin embargo un porqué... De ahí la maestría del narrador, Lars W. Jacobson, capaz de hacernos sentir ira, al mismo tiempo que piedad hacia esas criaturas desestructuradas, maltratadas por sus propias familias, gobernadas, desde que nacen, por muy malos vientos. Es hábil este autor al describir el perfil de sus personajes, así como en el manejo de los tiempos; maestro en generar sorpresas y suspense, al desvelar, en el momento oportuno, lazos comunes, que de un modo u otro, como la tela de araña, muy a su pesar, los unen y atrapan a todos... Estamos por lo tanto ante una novela que, desde las primeras páginas, engancha al lector. Envolviéndolo en la trama, no le permite abandonarla ni un instante, hasta llegar al final del libro. Luz, réquiem por un skinhead, es una novela de escritura ágil, casi cinematográfica, en la que asistimos a escenas y situaciones que parecen estar sucediendo ante nuestros ojos, haciéndonos percibir en cada página, la angustia, el miedo, tanto de los verdugos como de las propias víctimas.